Salud y Adolescencia
lunes, 7 de noviembre de 2016
Desarrollo en la adolescencia
Un periodo de transición de crucial importancia

La OMS define la adolescencia como el periodo de crecimiento y desarrollo humano que se produce después de la niñez y antes de la edad adulta, entre los 10 y los 19 años. Se trata de una de las etapas de transición más importantes en la vida del ser humano, que se caracteriza por un ritmo acelerado de crecimiento y de cambios, superado únicamente por el que experimentan los lactantes. Esta fase de crecimiento y desarrollo viene condicionada por diversos procesos biológicos. El comienzo de la pubertad marca el pasaje de la niñez a la adolescencia.
Los determinantes biológicos de la adolescencia son prácticamente universales; en cambio, la duración y las características propias de este periodo pueden variar a lo largo del tiempo, entre unas culturas y otras, y dependiendo de los contextos socioeconómicos. Así, se han registrado durante el pasado siglo muchos cambios en relación con esta etapa vital, en particular el inicio más temprano de la pubertad, la postergación de la edad del matrimonio, la urbanización , la mundialización de la comunicación y la evolución de las actitudes y prácticas sexuales.
El papel clave de las experiencias de desarrollo
La adolescencia es un periodo de preparación para la edad adulta durante el cual se producen varias experiencias de desarrollo de suma importancia. Más allá de la maduración física y sexual, esas experiencias incluyen la transición hacia la independencia social y económica, el desarrollo de la identidad, la adquisición de las aptitudes necesarias para establecer relaciones de adulto y asumir funciones adultas y la capacidad de razonamiento abstracto. Aunque la adolescencia es sinónimo de crecimiento excepcional y gran potencial, constituye también una etapa de riesgos considerables, durante la cual el contexto social puede tener una influencia determinante.
Presiones para asumir conductas de alto riesgo
Muchos adolescentes se ven sometidos a presiones para consumir alcohol, tabaco u otras drogas y para empezar a tener relaciones sexuales, y ello a edades cada vez más tempranas, lo que entraña para ellos un elevado riesgo de traumatismos, tanto intencionados como accidentales, embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual (ITS), entre ellas el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
Muchos de ellos también experimentan diversos problemas de adaptación y de salud mental. Los patrones de conducta que se establecen durante este proceso, como el consumo o no consumo de drogas o la asunción de riesgos o de medidas de protección en relación con las prácticas sexuales, pueden tener efectos positivos o negativos duraderos en la salud y el bienestar futuros del individuo. De todo ello se deduce que este proceso representa para los adultos una oportunidad única para influir en los jóvenes.
Los adolescentes son diferentes de los niños pequeños y también de los adultos. Más en concreto, un adolescente no es plenamente capaz de comprender conceptos complejos, ni de entender la relación entre una conducta y sus consecuencias, ni tampoco de percibir el grado de control que tiene o puede tener respecto de la toma de decisiones relacionadas con la salud, por ejemplo decisiones referidas a su comportamiento sexual.
Esta incapacidad puede hacerlo particularmente vulnerable a la explotación sexual y a la asunción de conductas de alto riesgo. Las leyes, costumbres y usanzas también pueden afectar a los adolescentes de distinto modo que a los adultos. Así por ejemplo, las leyes y políticas a menudo restringen el acceso de los adolescentes a la información y los servicios de salud reproductiva, máxime si no están casados.
En los casos en que sí tienen acceso a servicios de esta índole, puede ocurrir que la actitud de las personas encargadas de dispensarlos muestran frente a los adolescentes sexualmente activos suponga en la práctica un obstáculo importante para la utilización de esos servicios.
La familia y la comunidad representan un apoyo fundamental
Los adolescentes dependen de su familia, su comunidad, su escuela, sus servicios de salud y su lugar de trabajo para adquirir toda una serie de competencias importantes que pueden ayudarles a hacer frente a las presiones que experimentan y hacer una transición satisfactoria de la infancia a la edad adulta. Los padres, los miembros de la comunidad, los proveedores de servicios y las instituciones sociales tienen la responsabilidad de promover el desarrollo y la adaptación de los adolescentes y de intervenir eficazmente cuando surjan problemas.
domingo, 30 de octubre de 2016
Qué es?
El «bullying» hace referencia a un grupo de personas que se dedican al asedio, persecución y agresión de alguien, o bien a una persona que atormenta, hostiga o molesta a otra. Aparecen cuatro aspectos claves:
a) Ataques o intimidaciones físicas, verbales o psicológicas, destinadas a causar miedo, dolor o daño a la víctima;
b) Abuso de poder, del más fuerte al más débil;
c) Ausencia de provocación por parte de la víctima;
d) Repetidos incidentes entre los mismos niños o jóvenes durante un tiempo largo y sostenido.
"Bullying", es el término tan tristemente de actualidad (por cierto, bastante complejo definirlo, y más aún encontrar una traducción literal del vocablo inglés al castellano), que se utiliza para describir unos tipos de comportamientos no deseados que abarcan desde burlarse, hacer bromas pesadas, ignorar deliberadamente a alguien, hasta llegar a ataques personales e, incluso, abusos serios; comportamientos que pueden ser cometidos por un individuo sólo o también por un grupo o pandilla.
Estas situaciones están resultando bastante comunes en los centros educativos (colegios e institutos), y pueden llegar a ser muy dañinas para quienes las sufren, normalmente en silencio y soledad.
Más que la acción en sí misma, lo más importante son los efectos que produce entre sus víctimas. Nunca se debe subestimar el miedo que un niño, niña o adolescente intimidado puede llegar a sentir.
Por tanto, estas situaciones de acoso, intimidación o victimización son aquellas en la que un alumno o alumna está expuesto, de forma repetida y durante un tiempo, a acciones negativas que llevan a cabo otros compañeros, entendiendo por acciones negativas tanto las cometidas verbalmente o mediante contacto físico, como las psicológicas de exclusión.
No hay que confundir estas situaciones con los típicos altibajos que se producen en las relaciones entre los alumnos, especialmente a lo largo de la etapa de la pre-adolescencia y adolescencia. Los problemas de comportamiento, indisciplina, los conflictos y las malas relaciones entre iguales, son fenómenos perturbadores, pero no son verdaderos problemas de violencia, aunque pueden degenerar en ellos, si no se resuelven de forma adecuada[1].
¿Cómo se manifiesta el acto de molestar o intimidar?
Existen muchas señales de que un niño/niña está siendo molestado(a) o intimidado(a) (bullied). Algunas señales a tener en cuenta son:
• El niño/niña vuelve a casa con prendas de vestir, libros u otras pertenencias rotas, dañadas o faltantes;
• El niño/niña presenta moretones, cortes o rasguños inexplicables;
• El niño/niña parece temeroso(a) de ir a la escuela, de caminar hacia y desde la escuela, de subir al autobús escolar o de participar de actividades organizadas con pares;
• El niño/niña parece estar triste, de humor cambiante, lloroso(a) o deprimido(a) cuando vuelve a casa;
• El niño/niña frecuentemente parece ansioso y/o sufre de baja autoestima.
PERFIL DEL AGRESOR.
Suelen ser grupos de chicos (45%) o de chicos y chicas (23%), o un chico solo (14%). Más raros son los grupos de chicas o chicas solas. Suelen ser chicos conflictivos, que no se identifican con el colegio, a veces con problemas familiares, sobre todo de falta de supervisión y control. A veces hay consumo de drogas y alcohol. Buscan chivos expiatorios para purgar sus problemas y frustraciones. Obtienen satisfacción a través de la violencia para reafirmar su personalidad y su posición de liderazgo. No controlan sus impulsos y emociones. Los chicos tienden a los abusos físicos, seguidos por los psicológicos, y las chicas, a los psicológicos y relacionales.
Muchos niños participan de actos de molestar o intimidar (bullying) cotidianamente. Si bien cada niño es diferente, aquellos que molestan o intimidan a otros jóvenes comparten algunas características comunes. He aquí algunos elementos a tener en cuenta:
CARACTERÍSTICAS COMUNES DE LOS NIÑOS QUE MOLESTAN O INTIMIDAN
Impulsivos, exaltados, dominantes; Fácilmente frustrados; Carecen de empatía; Tienen dificultad para seguir reglas; y Ven a la violencia de una forma positiva. Los varones que molestan o intimidan tienden a ser físicamente más fuertes que los demás niños.
No existe una causa única para los actos de molestia o intimidación entre los niños. Una gran cantidad de factores diferentes puede poner a un niño o niña en riesgo de ser molestado(a) o intimidado(a) por sus pares. Sin embargo, se ha descubierto que los niños que molestan o intimidan tienen mayores probabilidades que sus pares que no molestan ni intimidan de provenir de hogares con ciertas características.
Factores de Riesgo Familiares para los Actos de Molestia o Intimidación
Una falta de calidez y participación de parte de los padres; Conductas parentales extremadamente permisivas (incluyendo una falta de límites para el comportamiento de los niños); Falta de supervisión de los padres; Disciplina estricta y física; e Incidentes de molestias o intimidaciones en casa.
Los Actos de Molestar o Intimidar y Otros Comportamientos Violentos y/o Antisociales
Las investigaciones muestran que los actos de molestia o intimidación pueden ser la señal de alerta de otros comportamientos antisociales y/o violentos más graves. Los niños que frecuentemente molestan o intimidan a sus pares son más proclives que otros a: Involucrarse en peleas frecuentes; Resultar heridos en una pelea; Realizar actos de vandalismo o de robo de propiedades; Beber alcohol; Fumar; Faltar a la escuela sin permiso; Abandonar la escuela; y Portar un arma.
PERFIL DE LAS VÍCTIMAS
Puede ser cualquiera. Pero puede haber rasgos que hagan especialmente vulnerables a algunos, como ser tímido, introvertido, hiperactivo, encerrado en sí mismo o tener alguna característica física que le diferencia (estar gordo, llevar gafas, ser bajito) o bien una característica académica, como ser «ñoño» o llevarse bien con los profesores. Los efectos del «bullying» en la víctima pueden ser devastadores: se siente violentada, desprotegida, humillada, insegura, aislada, indefensa.
¿Quién es molestado o intimidado?
Los estudios muestran que entre el 15 y el 15% de los estudiantes de los Estados Unidos son molestados o intimidados con cierta frecuencia (“a veces o más a menudo”) mientras que entre el 15 y el 20% reportan que molestan o intimidan a otros con alguna frecuencia.
(Melton et al, 1998; Nansel et al, 2001)
Los varones son más proclives que las niñas a molestar o intimidar a otros. Las niñas frecuentemente reportan haber sido molestadas o intimidadas tanto por varones como por otras niñas, pero los varones son molestados o intimidados con mayor frecuencia solamente por otros varones
a) Ataques o intimidaciones físicas, verbales o psicológicas, destinadas a causar miedo, dolor o daño a la víctima;
b) Abuso de poder, del más fuerte al más débil;
c) Ausencia de provocación por parte de la víctima;
d) Repetidos incidentes entre los mismos niños o jóvenes durante un tiempo largo y sostenido.
"Bullying", es el término tan tristemente de actualidad (por cierto, bastante complejo definirlo, y más aún encontrar una traducción literal del vocablo inglés al castellano), que se utiliza para describir unos tipos de comportamientos no deseados que abarcan desde burlarse, hacer bromas pesadas, ignorar deliberadamente a alguien, hasta llegar a ataques personales e, incluso, abusos serios; comportamientos que pueden ser cometidos por un individuo sólo o también por un grupo o pandilla.
Estas situaciones están resultando bastante comunes en los centros educativos (colegios e institutos), y pueden llegar a ser muy dañinas para quienes las sufren, normalmente en silencio y soledad.
Más que la acción en sí misma, lo más importante son los efectos que produce entre sus víctimas. Nunca se debe subestimar el miedo que un niño, niña o adolescente intimidado puede llegar a sentir.
Por tanto, estas situaciones de acoso, intimidación o victimización son aquellas en la que un alumno o alumna está expuesto, de forma repetida y durante un tiempo, a acciones negativas que llevan a cabo otros compañeros, entendiendo por acciones negativas tanto las cometidas verbalmente o mediante contacto físico, como las psicológicas de exclusión.
No hay que confundir estas situaciones con los típicos altibajos que se producen en las relaciones entre los alumnos, especialmente a lo largo de la etapa de la pre-adolescencia y adolescencia. Los problemas de comportamiento, indisciplina, los conflictos y las malas relaciones entre iguales, son fenómenos perturbadores, pero no son verdaderos problemas de violencia, aunque pueden degenerar en ellos, si no se resuelven de forma adecuada[1].
¿Cómo se manifiesta el acto de molestar o intimidar?
Existen muchas señales de que un niño/niña está siendo molestado(a) o intimidado(a) (bullied). Algunas señales a tener en cuenta son:
• El niño/niña vuelve a casa con prendas de vestir, libros u otras pertenencias rotas, dañadas o faltantes;
• El niño/niña presenta moretones, cortes o rasguños inexplicables;
• El niño/niña parece temeroso(a) de ir a la escuela, de caminar hacia y desde la escuela, de subir al autobús escolar o de participar de actividades organizadas con pares;
• El niño/niña parece estar triste, de humor cambiante, lloroso(a) o deprimido(a) cuando vuelve a casa;
• El niño/niña frecuentemente parece ansioso y/o sufre de baja autoestima.
PERFIL DEL AGRESOR.
Suelen ser grupos de chicos (45%) o de chicos y chicas (23%), o un chico solo (14%). Más raros son los grupos de chicas o chicas solas. Suelen ser chicos conflictivos, que no se identifican con el colegio, a veces con problemas familiares, sobre todo de falta de supervisión y control. A veces hay consumo de drogas y alcohol. Buscan chivos expiatorios para purgar sus problemas y frustraciones. Obtienen satisfacción a través de la violencia para reafirmar su personalidad y su posición de liderazgo. No controlan sus impulsos y emociones. Los chicos tienden a los abusos físicos, seguidos por los psicológicos, y las chicas, a los psicológicos y relacionales.
Muchos niños participan de actos de molestar o intimidar (bullying) cotidianamente. Si bien cada niño es diferente, aquellos que molestan o intimidan a otros jóvenes comparten algunas características comunes. He aquí algunos elementos a tener en cuenta:
CARACTERÍSTICAS COMUNES DE LOS NIÑOS QUE MOLESTAN O INTIMIDAN
Impulsivos, exaltados, dominantes; Fácilmente frustrados; Carecen de empatía; Tienen dificultad para seguir reglas; y Ven a la violencia de una forma positiva. Los varones que molestan o intimidan tienden a ser físicamente más fuertes que los demás niños.
No existe una causa única para los actos de molestia o intimidación entre los niños. Una gran cantidad de factores diferentes puede poner a un niño o niña en riesgo de ser molestado(a) o intimidado(a) por sus pares. Sin embargo, se ha descubierto que los niños que molestan o intimidan tienen mayores probabilidades que sus pares que no molestan ni intimidan de provenir de hogares con ciertas características.
Factores de Riesgo Familiares para los Actos de Molestia o Intimidación
Una falta de calidez y participación de parte de los padres; Conductas parentales extremadamente permisivas (incluyendo una falta de límites para el comportamiento de los niños); Falta de supervisión de los padres; Disciplina estricta y física; e Incidentes de molestias o intimidaciones en casa.
Los Actos de Molestar o Intimidar y Otros Comportamientos Violentos y/o Antisociales
Las investigaciones muestran que los actos de molestia o intimidación pueden ser la señal de alerta de otros comportamientos antisociales y/o violentos más graves. Los niños que frecuentemente molestan o intimidan a sus pares son más proclives que otros a: Involucrarse en peleas frecuentes; Resultar heridos en una pelea; Realizar actos de vandalismo o de robo de propiedades; Beber alcohol; Fumar; Faltar a la escuela sin permiso; Abandonar la escuela; y Portar un arma.
PERFIL DE LAS VÍCTIMAS
Puede ser cualquiera. Pero puede haber rasgos que hagan especialmente vulnerables a algunos, como ser tímido, introvertido, hiperactivo, encerrado en sí mismo o tener alguna característica física que le diferencia (estar gordo, llevar gafas, ser bajito) o bien una característica académica, como ser «ñoño» o llevarse bien con los profesores. Los efectos del «bullying» en la víctima pueden ser devastadores: se siente violentada, desprotegida, humillada, insegura, aislada, indefensa.
¿Quién es molestado o intimidado?
Los estudios muestran que entre el 15 y el 15% de los estudiantes de los Estados Unidos son molestados o intimidados con cierta frecuencia (“a veces o más a menudo”) mientras que entre el 15 y el 20% reportan que molestan o intimidan a otros con alguna frecuencia.
(Melton et al, 1998; Nansel et al, 2001)
Los varones son más proclives que las niñas a molestar o intimidar a otros. Las niñas frecuentemente reportan haber sido molestadas o intimidadas tanto por varones como por otras niñas, pero los varones son molestados o intimidados con mayor frecuencia solamente por otros varones
domingo, 23 de octubre de 2016
Los diez problemas más graves entre los adolescentes
1. Consumo de alcohol. Lo hace, habitualmente, más del 60% de los jóvenes de 14 a 20 años.
2. Iniciación en las drogas. Según datos del Plan Nacional sobre Drogas, el 31% de los adolescentes ha probado el cannabis.
3. Embarazos no deseados. Cada año se quedan embarazadas más de 18.000 menores de 19 años, según la Sociedad Española de Medicina de Familia.
4. Acoso escolar o 'bullying' por parte de sus compañeros. Ocurre, según diversos estudios promovidos por el Ministerio de Educación, en hasta el 12% de los alumnos no universitarios.
5. Trastornos de la imagen y la alimentación. Anorexia, bulimia nerviosa… Las sufren el 3% de las adolescentes españolas, según el Ministerio de Educación.
6. Malos tratos. Una cuarta parte de las denuncias interpuestas por mujeres que sufren malos tratos son de menores de 20 años.
7. Problemas derivados del mal uso de Internet. La adicción a Internet afecta, sobre todo, a chicos mayores. Según un estudio publicado en "Evidencias de Pediatría", son jóvenes que dedican más de 20 horas semanales a la web y la utilizan para jugar "on line".
8. Sectas y socioadicciones. Según el Instituto de Sociología Aplicada, en España hay 150.000 jóvenes que pertenecen a sectas.
9. Depresión y trastornos emocionales. Responsables del 10,75% de las muertes de adolescentes, según el Instituto de la Juventud (INJUVE.)
10. Accidentes de tráfico. Son responsables del 33% de los fallecimientos de jóvenes, según estudios del INJUVE.
lunes, 10 de octubre de 2016
martes, 4 de octubre de 2016
Grooming, abuso de niños y adolescentes en Internet
22 de abril de 2014 por Juan Carlos Domínguez Arcila

Cuando un niño o un adolescente se sienta frente a la pantalla del computador, muchas ventajas pueden surgir: puede conversar con familiares y amigos, hacer sus tareas escolares, jugar, tener nuevas amistades y compartir sus ideas y sentimientos con personas de todo el mundo. El problema surge cuando estos jóvenes se ven involucrados en casos de acoso sexual en la red, al ser manipulados por adultos para obtener fotos, videos y charlas de connotación erótica.
Y es que la pedofilia es cada vez más común en Internet: aprovechándose de la ingenuidad de los menores y del anonimato que ofrece la red, adultos de todo el mundo están reclutando menores de edad para satisfacer sus propias fantasías sexuales y promover una de las industrias más poderosas del Internet: la pornografía infantil.
El grooming es un nuevo término que resume esta problemática: se trata de “acciones deliberadas por parte de un adulto de cara a establecer lazos de amistad con un niño o niña en Internet, con el objetivo de obtener una satisfacción sexual mediante imágenes eróticas o pornográficas del menor o incluso como preparación para un encuentro sexual".
Y es que la pedofilia es cada vez más común en Internet: aprovechándose de la ingenuidad de los menores y del anonimato que ofrece la red, adultos de todo el mundo están reclutando menores de edad para satisfacer sus propias fantasías sexuales y promover una de las industrias más poderosas del Internet: la pornografía infantil.
El grooming es un nuevo término que resume esta problemática: se trata de “acciones deliberadas por parte de un adulto de cara a establecer lazos de amistad con un niño o niña en Internet, con el objetivo de obtener una satisfacción sexual mediante imágenes eróticas o pornográficas del menor o incluso como preparación para un encuentro sexual".
¿Cómo ocurre?
El grooming comienza cuando un adulto, haciéndose pasar por alguien más joven, contacta a un menor de edad a través de Internet. Con el tiempo, el delincuente se convierte en el confidente del niño, en su amor platónico, en su amigo y así obtiene información sobre su vida, su familia, sus gustos, sus preocupaciones, etc., sin necesidad de conversar, en un principio, sobre temas sexuales.Cuando ya han entrado en confianza, los acosadores aprovechan la confianza depositada y la curiosidad de todo joven por conocer a fondo su sexualidad y así comienzan las conversaciones, llamadas y fotos y videos con contenido erótico. Cuando el joven quiere terminar la relación, descubre que el acosador lo manipula con revelar dicha información a sus familiares y amigos, lo que lleva al menor a una crisis de angustia, ansiedad, vergüenza y miedo, que sólo puede parar si el menor decide confesar lo sucedido a sus padres y a las autoridades.
¿Cómo prevenir que un adolescente sea víctima del grooming?
La comunicación es fundamental para que el adolescente conozca los riesgos que existen por no protegerse en la Internet. Por eso, los padres de familia deben:- Hablar con los hijos sin tapujos sobre la problemática de la pornografía infantil y la pedofilia: así estarán preparados para evitar este tipo de conversaciones y sus terribles consecuencias.
- Poner el computador en un lugar visible de la casa, para evitar que el niño se sienta en completa intimidad para conversar con un extraño.
- Restringir el uso de chats y redes sociales en niños menores de 13 años.
- Advertir sobre las normas de seguridad en línea a los niños y adolescentes: nunca deben revelar información personal sobre redes sociales, ni aceptar invitaciones y conversaciones de personas que no pertenezcan a su círculo familiar y social más próximo.
- Si el niño es víctima de acoso por Internet, toma las medidas necesarias ante las entidades judiciales correspondientes. No lo juzgues ni lo castigues, pues fue víctima de un engaño.
jueves, 29 de septiembre de 2016
El embarazo en la adolescencia
Nota descriptiva Nº 364
Actualización de septiembre de 2014
Datos y cifras
Unos 16 millones de muchachas de 15 a19 años y aproximadamente 1 millón de niñas menores de 15 años dan a luz cada año, la mayoría en países de ingresos bajos y medianos.
Las complicaciones durante el embarazo y el parto son la segunda causa de muerte entre las muchachas de 15 a19 años en todo el mundo.
Cada año, unos 3 millones de muchachas de 15 a 19 años se someten a abortos peligrosos.
Los bebés de madres adolescentes se enfrentan a un riesgo considerablemente superior de morir que los nacidos de mujeres de 20 a 24 años.
Tasas de natalidad
Si bien desde 1990 se ha registrado un descenso considerable, aunque irregular, en las tasas de natalidad entre las adolescentes, un 11% aproximadamente de todos los nacimientos en el mundo se producen todavía entre muchachas de 15 a 19 años. La gran mayoría de esos nacimientos (95%) ocurren en países de ingresos bajos y medianos.
En las Estadísticas Sanitarias Mundiales 2014 se indica que la tasa media de natalidad mundial entre las adolescentes de 15 a 19 años es de 49 por 1000 muchachas. Las tasas nacionales oscilan de 1 a 299 nacimientos por 1000 muchachas, siendo las más altas las del África Subsahariana.
El embarazo en la adolescencia sigue siendo uno de los principales factores que contribuyen a la mortalidad materna e infantil y al círculo de enfermedad y pobreza.
Contextos
Algunas adolescentes planean y desean su embarazo, pero en muchos casos no es así. Los embarazos en la adolescencia son más probables en comunidades pobres, poco instruidas y rurales. En algunos países, los embarazos fuera del matrimonio no son raros. En cambio, algunas muchachas pueden recibir presión social para contraer matrimonio y, una vez casadas, para tener hijos. En países de ingresos medianos y bajos más del 30% de las muchachas contraen matrimonio antes de los 18 años, y cerca del 14% antes de los 15 años.
Algunas muchachas no saben cómo evitar el embarazo, pues en muchos países no hay educación sexual. Es posible que se sientan demasiado cohibidas o avergonzadas para solicitar servicios de anticoncepción; puede que los anticonceptivos sean demasiado caros o que no sea fácil conseguirlos o incluso que sean ilegales. Aun cuando sea fácil conseguir anticonceptivos, las adolescentes activas sexualmente son menos propensas a usarlos que las mujeres adultas. Puede que las muchachas no puedan negarse a mantener relaciones sexuales no deseadas o a oponerse a las relaciones sexuales forzadas, que suelen ser sin protección.
Consecuencias para la salud
Las complicaciones durante el embarazo y el parto son la segunda causa de muerte entre las muchachas de 15 a 19 años en todo el mundo. Sin embargo, desde el año 2000 se han registrado descensos considerables en el número de muertes en todas las regiones, sobre todo en Asia Sudoriental, donde las tasas de mortalidad se redujeron de 21 a 9 por 100 000 muchachas. Cada año se practican unos 3 millones de abortos peligrosos entre muchachas de 15 a 19 años, lo que contribuye a la mortalidad materna y a problemas de salud prolongados.
La procreación prematura aumenta el riesgo tanto para las madres como para los recién nacidos. En los países de ingresos bajos y medianos, los bebés de madres menores de 20 años se enfrentan a un riesgo un 50% superior de mortalidad prenatal o de morir en las primeras semanas de vida que los bebés de mujeres de 20 a 29 años. Cuanto más joven sea la madre, mayor el riesgo para el bebé. Además, los recién nacidos de madres adolescentes tienen una mayor probabilidad de registrar peso bajo al nacer, con el consiguiente riesgo de efectos a largo plazo.
Consecuencias económicas y sociales
El embarazo en la adolescencia puede también tener repercusiones sociales y económicas negativas para las muchachas, sus familias y sus comunidades. Muchas adolescentes que se quedan embarazadas se ven obligadas a dejar la escuela. Una adolescente con escasa o ninguna educación tiene menos aptitudes y oportunidades para encontrar un trabajo. Esto puede también tener un costo económico para el país, puesto que se pierden los ingresos anuales que una mujer joven hubiera ganado a lo largo de su vida de no haber tenido un embarazo precoz.
La respuesta de la OMS
En 2011 la OMS publicó junto con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) unas directrices sobre la prevención de los embarazos precoces y la reducción de los resultados negativos para la reproducción. Las directrices contienen recomendaciones sobre las medidas que los países podrían adoptar, con seis objetivos principales:
reducir el número de matrimonios antes de los 18 años;
fomentar la comprensión y el apoyo a fin de reducir el número de embarazos antes de los 20 años;
aumentar el uso de anticonceptivos por parte de las adolescentes a fin de evitar el riesgo de embarazo involuntario;
reducir las relaciones sexuales forzadas entre las adolescentes;
reducir los abortos peligrosos entre las adolescentes;
incrementar el uso de servicios especializados de atención prenatal, en el parto y posnatal por parte de las adolescentes.
Además, la OMS participa en diversas iniciativas junto con organismos y programas conexos, como la iniciativa «H4+», en la que también participan ONUSIDA, UNFPA, UNICEF, ONU Mujeres y el Banco Mundial. La iniciativa tiene por objeto acelerar el progreso hacia la consecución del Objetivo 4 de Desarrollo del Milenio (reducir la mortalidad infantil) y el Objetivo 5 (mejorar la salud materna) para 2015. Trata de abordar las causas profundas de la mortalidad y morbilidad maternas, neonatales e infantiles, entre ellas la desigualdad de género, el matrimonio prematuro y el acceso limitado a la educación para las niñas. Además, se alinea estrechamente con los planes de salud nacionales y proporciona apoyo financiero y técnico a los gobiernos.
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